Video de como se prepara El FELO de Maceda
Josué Pedro Prol Quintas habla del entroido de Maceda (Ourense) con pasión. Licenciado en Bellas Artes y profesor, recuerda que tenía 12 años cuando pintó la primera careta de felo. Era especial, según indica, por la ingenuidad que le otorgaba la niñez. Y aunque toda su vida la ha dedicado estudiar y a confeccionar la máscara de este personaje del entroido [también en barro], al principio para amigos, hoy ya cuenta con un taller cuyo nombre sintetiza su labor: A fábrica do felo.
Siempre se le dio bien dibujar, quizás influenciado por su madre, que era pintora. Y también la artesanía, de la mano de parte de su familia, en la que había varios albarderos. Vivió durante 26 años en Madrid, aunque todos los veranos los pasaba en Maceda. Hace seis regresó a su tierra, en donde da clases extraescolares de arte en el colegio. Un año después montó el taller.
Sus piezas son de autor. Tanto por su forma de trabajar como por su manera de entender el entroido y la figura del felo. «Agora moita xente busca imáxenes en internet. Eu nunca. Represento as cousas que vexo en Maceda, a serra, os animales. Doutra maneira estropearíase a cultura do felo», subraya. Habla de máscaras antiguas, del siglo XIX, y las pone como ejemplo.
En sus trabajos también refleja la forma que tiene de entender la fiesta: «O entroido ten a capacidade de sacar o que levamos dentro. E a identidade é o tema principal, fala tanto das hortas como das batallas dun poblo o dos acontecementos destacados.Tamén da cultura da fiesta ben entendida. É cando nos relaxamos tras traballar durante todo un ano».
Califica la figura del felo como respetuoso y elegante, pero también traste. «Inda que se mete coa xente hai unha complicidade», apunta. Pedro Prol defiende la tradición pero es consciente de que la fiesta no tendría continuidad sin los jóvenes: «Somos un pobo aberto que non excluye a ninguén. A fiesta está sometida á evolución e ó cambio. Todo o mundo que quiera pode ser felo pero non converterse nun paiaso e ridiculizalo».
Josué Pedro Prol Quintas, en su taller de MacedaJosué Pedro Prol Quintas, en su taller de Maceda Alejandro Camba
En su taller confecciona la careta del felo y la mitra. Es un trabajo laborioso y largo. Artesanal desde la elección de los materiales. La mitra, que por la parte posterior lleva una piel animal, se confecciona con una pantalla metálica que se apoya sobre la careta Esta pieza la compra. En ella se exhiben, generalmente, animales de la sierra de San Mamede. como ciervos, corzos, jabalíes o lobos. Algunas llevan, además, un cola de zorro. La expresión del felo es socarrona, con una sonrisa irónica, unos bigotes y unos mofletes sonrosados. Pedro los hace a medida y añade su sello de autor: «Os clientes danme unha pista sobre o que queren, pero teño bastante liberdade». Tras varios días de pruebas, están listos. No firma su trabajo, y este se ve compensado, afirma, al verlos correr por los pueblos de la sierra.
Alberto Outeirio se vistió por primera vez de felo este añoAlejandro Outeirio se vistió por primera vez de felo este año
Alberto Outeiriño, primer año como felo: «Estou moi orgulloso»
Aunque tiene 50 años y está estrechamente ligado con Maceda, Alberto Outeiriño se estrenó este año como felo. Lo hizo por su hijo, afirma. «El tamén é moi macedán e os seus amigos eran felos. O ano pasado pediume o traxe. Fixemos un e serve para os dous. El xa ten 18 anos», añade.
Lo estrenó el sábado pasado por los pueblos de la sierra. Todo un reto para alguien que no está acostumbrado a llevarlo. Y se notó. «Estou moi orgulloso de levar o traxe, pero realmente aínda non me sinto felo, son un novato. Non sei mover as chocas e teño que practicar», añade.
Su máscara es muy especial. En el fondo aparece la sierra de San Mamede y ante ella un toro. Cuando explica el porqué se le quiebra la voz: «Para min a serra é enerxía e sei que o touro non é un animal propio deste lugar, pero é unha homenaxe o meu pai».
Alberto ha vivido toda su vida el entroido macedano. No pierde ni una cita desde que es pequeño, pero lo vivía hasta ahora desde los desfiles menos tradicionales. Su visión ha cambiado: «É moito máis emocionante. Transfórmate, pero hai que saber ser felo. E aínda me queda».
Lo que sí ha vuelto a su mente desde que salió como felo, fue una conversación escuchó entre un abuelo y su nieta. «El dicíalle a ela a sorte que tiña de poder disfrazarse pola vila, que cando era el pequeno, en tempos da ditadura, os felos só estaban na serra e non baixaban, porque estaba prohibido. E el tiña que velos ó outro lado do río», relata. La tradición ganó.
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