En el pueblo de Vijueses falleció el día 27, víctima de una rápida y maligna enfermedad, el excelente joven Juan Rey Formoso (q.e.p.d.), hermano de nuestro muy querido amigo el culto y celoso maestro de Castrelo (San Juan de Río), Antonio Rey. ¡Pobre Juanito! Los que, no hace muchos días, te habíamos visto con un aspecto y costumbre habituales, siempre jovial, modesto y trabajador, no pudimos por menos que sobrecogernos de espanto al oír la frase fatídica: “¡Ha muerto!”.
Y aún hoy mismo, parece como si dudáramos hasta de la veracidad de nuestros sentidos, pues nos avenimos con dificultad a la realidad de tan rápido y funesto desenlace.
¡Pobre Juanito! que a la temprana edad de veinte años, a la edad en que un horizonte rosado y deslumbrador, en el que no se divisan nubarrones ni tempestades, te brindaba un porvenir de encantos e ilusiones, has partido de este mundo, dejando a los tuyos anegados en llanto y desconsuelo.
La conducción del cadáver al cementerio de Maceda y los funerales han constituido una asombrosa manifestación de duelo que puso en evidencia las generales simpatías con que contaban, él y su familia. Ya desde el día anterior, en Maceda y pueblos inmediatos no había una familia de la que, por lo menos, alguna persona no haya concurrido a la casa mortuoria. Era conducido el cadáver por muchachos de Vijueses, que recogían las cintas, entre ellos Reperto Lage, Hermógenes Bouzas y Eloy Salgado. El duelo era presidido por el rico propietario de Maceda don Hermenegildo y el maestro don Antonio Dopazo. Sirvan estas líneas como tributo a la buena memoria del finado y de lenitivo consuelo a su querida familia y especialmente al buen amigo José Antonio Rey.
(Nota necrológica de 1921)